Sobre Intarsia, Jacquard y mi Ami Capital de Lucrecia Lionti

Galería Barro I Junio 2022

Y si hoy llevo la ropa fake

es porque soy la más real

La combi Versace

Rosalía

Apliques textiles sobre pinturas, prendas para vestir, muestrario de técnicas de tejido y frases hiteras, la obra de Lionti se abre desde las labores manuales y los materiales precarios hacia la paradoja del consumo aspiracional. Doble L de Lucrecia, de Lionti y de locuaz. Como Fendi, Gucci o Vuitton, las iniciales de la artista pueden verse ahora también como un logo, dos líneas rectas que forman un ángulo y una geometría. Ese logo sintetiza la larga relación de sus obras con el arte abstracto y con las problemáticas inherentes al sistema artístico, especialmente en esta ocasión la especulación mercantil.

Ya desde el título podemos ver una reunión apasionada entre técnicas textiles (la intarsia y el jacquard), conceptos sentimentales (la amistad) y de la economía (el Capital). En apariencia se trata de asuntos que no tienen nada que ver entre sí pero que Lionti, como buena tejedora, enlaza desde hace quince años. En esta exposición llega a un nuevo nivel de romanticismo en su relación con la tradición del arte moderno y los conceptualismos del sur. Su recorrido es una continua conversación con la modernidad, traficando los lenguajes del arte conceptual hacia el imaginario popular, y del arte abstracto hacia la artesanía. Es decir, Lionti desestabiliza la armonía de la abstracción, expropia la autonomía de los materiales y como si fuera poco, exige condiciones éticas específicas: un arte autoconsciente. El objeto artístico como epítome de la lucha de clases.

Así es que podemos observar los planos de color, las formas geométricas y frases que se desenvuelven en tejidos, pinturas y collages. Lanas naturales de oveja, aunque también acrílicas, telas con pespuntes hechos a mano y otras cosidas a máquina, su know-how incluye un repertorio de tejidos que se articulan alrededor de su confianza en la liturgia del arte. El espectro de materialidades con las que viene trabajando, desde el cuero vacuno hasta artículos de librería, conjuga una diversidad de procedencias que van de lo artesanal a lo industrial, profundizando la habilidad de elaborar texturas contaminadas. Esa pulsión por el collage también puede traducirse al espacio donde la pintura color gris muro de berlín rodea la sala evocando a un ámbito institucional. Podría ser una escuela, un patio antes o después del recreo, lo que se ve desde la sala de profesorxs o el trayecto hacia la clase de plástica. Un pizarrón plisado como un faldón y un guardapolvo fantasmal, este es un ambiente apto para la revuelta, la expresión vociferante y el juego. La escuela pública como el lugar de intercambio democrático por excelencia, el caldero del lugar común, el trabajo de su madre y la herencia que su padre le confió. Las referencias a las prácticas escolares son una constante en su obra, sus abecedarios, cartulinas y la creación de paletas de colores se acoplan en un programa mayor: una estética de lo público. Algo así como un arte catalizador de la experiencia del pueblo, desde la alegría de un estribillo pop, las frustraciones por la precariedad económica, la meditación inducida por tejer sin parar, hasta el amor por lxs maestrxs del arte. Hay una relación estrecha entre la economía de recursos, la técnica y la expansión posible del pensamiento, tan solo con tirar de un ovillo Lionti despliega una densidad pergeñada durante años.

Entre lo disponible y lo que puede transformar con sus manos, Lionti es una alquimista más preocupada por la combustión que por el hechizo. El poder de la experimentación va más allá de los fines de difusión o de justicia a esos saberes heredados. No se trata de trabajar sobre los valores telúricos del trabajo artesanal, sino enfrentar los aspectos visuales con los éticos, el cuero y la cruz. Como en el juego Verdad/Consecuencia, cuya dinámica es saciar la curiosidad con una verbalidad frontal, a Lionti le sienta mejor la tensión del flirteo. Como cuando dice “no hago arte textil, soy una artista que teje, y todo esto lo hice yo mezclando un hilado natural con el acrílico chino, ese que si le acercas una chispa prende fuego todo”.