MUSEO PELUCHE, Ad Minoliti en Museo Moderno

Museo de Arte Moderno de Buenos Aires I Octubre 2019

Curaduría Carla Barbero y Marcos Krämer

Para su primera gran exposición individual Ad Minoliti convierte las salas del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en un Museo peluche. Acercándose a sus obras de los últimos quince años, Minoliti las recrea, las cruza y las propone como habitantes de un gran espacio de juego. Sus pinturas, murales e instalaciones crean un imaginario vivaz, nutrido de sus intereses por la abstracción, el erotismo, la arquitectura y el diseño.

Tras vincularse con el pensamiento de las teorías feministas y queer, que proponen una visión sobre las personas y la sociedad en la que no existan comportamientos preestablecidos según la distinción hombre-mujer, Minoliti tomó conciencia de la fuerza que tienen las imágenes para crear una realidad por fuera de esos patrones culturales tradicionales. A través de murales coloridos, tiernos personajes y pinturas animadas, lx artista se concentra en intervenir sobre los conceptos que la cultura occidental ha concebido como opuestos: lo espiritual y lo racional, la naturaleza y la cultura, la seriedad y la frivolidad, lo femenino y lo masculino. Al repensar estos binomios en relación a las artes, Minoliti hace aparecer en sus obras las fuerzas de lo negado por la modernidad: lo infantil, lo tierno y lo suave. Al poner en valor estas sensibilidades, Minoliti contribuye a cuestionar el modo en que se ha construido la historia del arte y sus protagonistas pero también la imagen del mundo tal como se lo conoce.

Con su atmósfera amigable, Museo peluche también intenta disolver otros límites y jerarquías. Las pinturas, además de ser objetos de contemplación, pueden dar cobijo a pequeños animales, como en Play C coloreadas, o vestir a Zorro, Gato y Oso, que pasean por la sala como visitantes. Al mismo tiempo sus instalaciones, donde utiliza parte del patrimonio de diseño del Moderno, borran la jerarquía entre las pinturas, los objetos y los seres animados, como en Dollhouse, pero también sus murales, como Pompis, que juegan con el espacio y sus dimensiones, lo que deja en evidencia la relación entre lo que queda afuera y adentro de un museo. Así Museo Peluche propone una ficción, utópica y pacífica, donde los visitantes pueden pasear, leer y descansar entre pinturas y amables personajes.

Dentro de la exposición funciona, además, la Escuela feminista de pintura. Diseñada como una instalación y como un aula activa al mismo tiempo, Minoliti crea un espacio de aprendizaje, pleno de murales con personajes coloridos y, con la colaboración de artistas y teóricxs del campo cultural argentino, se propone atravesar los géneros más emblemáticos de la pintura desde una mirada crítica. La Escuela… ofrece clases abiertas a personas de todas las edades, en las que se comparten debates sobre diversos temas, como la baja representación visual que han tenido lxs afrodescendientes en la historia del arte y la necesidad de deconstruir la representación normativizada de los cuerpos.

En Museo peluche, como una declaración de principios, Minoliti despliega la pintura en el espacio de un modo espectacular, consciente del enorme valor que una exposición puede alcanzar para cultivar hábitos y prácticas, afectos y formas de producción de placer.

ESCUELA FEMINISTA DE PINTURA

Recreada por primera vez en Buenos Aires, la “Escuela Feminista de Pintura” es una instalación, una obra site-specific y un espacio activo al mismo tiempo. Con ella Minoliti busca modificar el modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, tanto desde el diseño del espacio como desde el contenido de sus clases. Transformando las salas del Museo Moderno en un aula vestida con formas geométricas de colores vibrantes, Minoliti crea un espacio donde activistas, académicxs y artistas ofrecen clases para visitantes de todas las edades con el objetivo de revisar los géneros tradicionales de la pintura. Siempre desde una mirada disidente, la “Escuela…” se propone cuestionar la tradición de las artes, el predominio de lo masculino por sobre lo femenino y las narrativas hegemónicas de la historia del arte.

Ph Jorge Miño

SOFT MUSEUM

Curated by Carla Barbero y Marcos Krämer

For their first major solo exhibition Ad Minoliti will convert the galleries of the Museo de Arte Moderno de Buenos Aires into a Soft Museum. Introducing us to fifteen years of work, Minoliti recreates and combines their pieces throughout the museum to make one big play area. Their paintings, murals and installations establish a vivid imaginative world fed by their fascination with abstraction, eroticism, architecture and design.

Based on their readings of feminist and queer theory, Minoliti presents a vision of people and society in which the binary male/female dynamic has no place, fully aware of the power of images to create a reality that transcends traditional cultural patterns. Through colourful murals, sweet characters and animated paintings, the artist concentrates on altering aspects of western culture that in the past were considered opposites: spiritual and rational, nature and culture, seriousness and frivolity, masculine and feminine. Rethinking these oppositions as they relate to art, Minoliti emphasizes the strength of concepts often disdained in the modern world: childhood, sweetness and softness. By re-evaluating these sensibilities, Minoliti questions the ways in which the history of art is written, its roll-call of heroes, and the very nature of the image as the world knows it.

With its welcoming atmosphere, Soft Museum also seeks to break down other barriers and hierarchies. The paintings, in addition to being objects to be viewed, offer shelter to small animals, as seen in Play C coloreadas (Colourful Play C), or dress the characters Fox, Cat and Bear who wander the galleries along with the visitors. Meanwhile, the installations, which feature artworks from the Moderno collection, remove the distinctions between paintings, objects and animated creatures, as seen in Dollhouse and also murals such as Pompis, which play with space and dimensions to highlight the relationship between what is contained within the museum and what is left outside. And so Soft Museum presents a utopian, peaceful fiction where visitors can come in, read and rest among paintings and friendly characters.

Also operating at the museum will be the Feminist School of Painting. Designed to be both an installation and an active classroom, Minoliti has created an educational space populated with murals of friendly characters where, with the help of Argentine artists and cultural theorists, they will take a critical look at iconic works from the history of painting. The School… will offer classes for people of all ages, hosting debates on a variety of topics ranging from the lack of representation of people of African descent in the history of art to the need to deconstruct normative representations of bodies.

Soft Museum is a declaration of principles in which Minoliti uses painting to create a spectacle, aware of the enormous value such an exhibition can have in cultivating habits and practices, emotions and the ways in which pleasure is produced.