El curioso incidente del correo a medianoche

Por Emilia Casiva y Carla Barbero para PrIsma, revista de arte y crítica de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.

En octubre de 2022, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, a cargo de Mariano Almada, canceló la feria de arte de la ciudad, un evento que dispuesto por ordenanza, debe realizarse anualmente, y en cuya última edición se venía trabajando desde hacía nueve meses. Por supuesto que también otras ordenanzas vinculadas a las artes[1] están durmiendo la siesta, porque a cada gestión le corresponde eso de abrir y cerrar cajones. En el caso de la suspendida MAC-Feria de Arte Córdoba[2] de 2022, estaban implicadxs directamente 370 artistas, 94 galerías y espacios de arte del país, 83 trabajadorxs, e indirectamente muchxs más personas. Una importante parte del ecosistema de las artes visuales de Córdoba y la región se enteraban de la noticia por las redes sociales de FARO (Asociación Civil de Galerías de Arte de Córdoba), luego vinieron los posteos en las redes sociales de lxs curadorxs, seguidos de la bronca y el desconcierto general. Casi a medianoche, la Municipalidad envió un mail a las galerías participantes informando la cancelación, a menos de un mes de inaugurar. Entre el volumen de las personas perjudicadas, un desarrollo viciado desde el comienzo, su imprudente interrupción y la decisión tomada con espíritu de trasnoche, lo que vino después era de esperarse. Indignación explosiva en redes, notas en los medios más importantes del país, cartas de apoyo de casi todas las organizaciones de artes visuales de la Argentina, asambleas abiertas, pedidos de renuncia al Secretario de Cultura, quien sólo se pronunció frente al diario La Nación de Buenos Aires para decir: “No es una cancelación. Sólo estamos reprogramando”. No sabemos a quién le hablaba, suponemos que al intendente porque a nosotrxs no.

Ahora bien, ¿qué hubiera pasado si se cancelaba la Feria del Libro[3]? ¿O la histórica feria de artesanías en Feriar[4] Nos lo preguntamos porque las nulas consecuencias políticas del desafortunado suceso, parecen ser la respuesta a muchas de las tensiones que provocan las políticas públicas culturales desde hace años. Entonces, ¿qué lugar ocupan las artes visuales en el imaginario de lxs dirigentes de Córdoba? A lo largo de la historia de la ciudad hay hitos que dan cuenta de cierto impulso epocal para mover las experiencias y las prácticas ciudadanas mediante las artes, desde aquella adquisición de la pintura Bailarines de Emilio Pettoruti efectuada por el gobernador R. J. Cárcano en 1926, que implicó la incorporación al patrimonio de una expresión alejada del canon local a tono con movimientos de vanguardia, hasta la inauguración en el año 2007 de la Media Legua de Oro en el gobierno de José Manuel de la Sota, esa faraónica obra pública de veinticinco cuadras que incluyó la ampliación del Museo Caraffa, la compra del Palacio Ferreyra, la construcción de la Ciudad de las Artes donde funcionan las carreras artísticas de la Universidad Provincial, entre otros museos y sedes para el arte. Mencionamos estos dos hechos sin afán de comparación, y suspendiendo por un momento el juicio sobre los efectos que cada uno de ellos haya tenido sobre la escena. Sucede que no somos especialistas en hitos, sin embargo hemos aprendido sobre algunos de ellos por experiencia, y sobre otros, por relatos históricos que llegan hasta la actualidad. Si debemos decir cuáles son los sucesos más recientes, nos inclinamos por proyectos de artistas, aunque este no es el momento de nombrar cada unx. Y claro, debemos también incluir a MAC, que, desde una perspectiva comercial a tono con los circuitos del arte contemporáneo, viene aportando una dinámica fundamental para la promoción del arte local y ha representado un punto álgido de actividad durante sus diez años de existencia.

En octubre, frente a la absurda cancelación no dudamos en expresar nuestro fastidio y lo hicimos con los medios con que contamos: nuestra voz y nuestro tiempo. Así fue que esa noche, a cuatro manos, escribimos un texto al que llamamos “La cultura del desprecio”[5] y que circuló con la facilidad del enojo. Entre muchos sentimientos e ideas, en aquel momento dijimos: “si Mercado de Arte no es la mejor de las políticas para la gestión cordobesa actual, entonces su obligación es crear otras”. Se ha escrito y discutido bastante (nos incluimos) sobre las cuestiones que hacen a las políticas culturales de esta provincia, en relación a las artes visuales, sean un derrotero que parece no tener salida. Incluso es tan visitada esta tensión que hasta el mismo arte de Córdoba tiene a dichas disputas -por tema y motivación-, en muchas de sus obras. Derrotero, decimos y quizás sea la palabra más adecuada: derrota tras derrota, y esto en el mejor de los casos, el de darse la pelea. No negamos la importancia de estas tensiones, en las que -además- siempre optamos por involucrarnos, conociendo las consecuencias de tales posicionamientos (la gratuidad de los actos es sólo para lxs dirigentxs) . Pero deseamos abrir la queja hasta romperla, tenemos preguntas que nos movilizan y si no es ahora, ¿cuándo las pronunciaríamos? Quizás no sean las más urgentes, y tampoco creemos eso de que toda inquietud abre un espacio de reflexión, porque también existen las preguntas estúpidas.

Nos inquieta, por supuesto, el rol del Estado como actor en la escena de las artes visuales de los últimos años en esta ciudad, pongamos como período a los años de vida de la feria en cuestión: 2012-2022. ¿Cómo ha sido pensada y puesta en marcha su articulación con los sectores privados (como en el caso paradigmático de MAC)? Y si fuéramos un poco más allá, pensando en el desarrollo de las artes   mediadas por plataformas institucionales, nos preguntamos: ¿qué obras han surgido en estos años de ello? ¿Sus poéticas se han visto atravesadas por estas instancias? La entrada del Estado como actor (presente, ausente, protagonista o de reparto) no es una cuestión abstracta: ¿de qué Estado hablamos?, por ejemplo, ¿cuáles son sus ideas alrededor del arte? ¿Qué ha resultado de la combinación entre las gestiones de la Unión Cívica Radical en la ciudad (2011-2019) y el peronismo cordobés en la provincia (desde 1999 hasta la actualidad) en materia de artes visuales? ¿Qué imaginaciones históricas y políticas propias de estas gestiones incidieron en el desarrollo del arte y su posible influencia en las comunidades? ¿O el arte trabaja ciego a las visiones de las plataformas institucionales que -con suerte, de vez en cuando- se disponen para su desarrollo? Decíamos más arriba que las mismas obras de varixs artistas cordobesxs se han dedicado en sus poéticas, a abordar las propias condiciones profesionales en la arena público-estatal, ahora ¿qué ocurre cuando esas condiciones insisten en la ausencia y el desmantelamiento? ¿Será que nuestro género preferido es la “crítica institucional” con fantasmas?

Dice Hernán Worthalter en la revista Jennifer, a propósito de la cancelación de MAC:

La gestión peronista [cordobesa] es, en algún sentido, moderna y eficiente. Inició un proceso de transformación muy positivo en algunos sectores como la infraestructura y la producción. Siempre considerando a la iniciativa privada como el motor del desarrollo, lejos del estatismo burocratizante que impulsaba el kirchnerismo en simultáneo. (…) Lamentablemente esta gestión modernista no ha impactado en todas las áreas de la administración provincial. La cultura en general, las artes visuales y, en particular, el arte contemporáneo nunca han sido definidas como prioritarias por los funcionarios provinciales. [6]

La reflexión de Worthalter nos recuerda al modo en que Aricó definió a Córdoba: esa “ciudad de frontera”[7], en la que las tensiones entre modernidad y tradición bailan en un vaivén sin fin. Ahora bien, en este caso, ese baile quizás haya tomado una traza diferente, o menos evidente, por un lado, en ocasiones lo más propiamente conservador puede ser el gesto (por desidia, por decisión política, desconocimiento, inoperancia o desinterés) de borrar lo hecho por quienes estuvieron antes; y por el otro, porque existen tradiciones que nos toca inventar, para luego sostener, garantizar y mejorar. Todavía nos preguntamos si esta feria es una de ellas. 

La relación entre la sociedad y el arte contemporáneo está bastante vapuleada. Seamos más sinceras: está rota. No sabemos si se trata de recomponerla o de aprovechar esa discordia para trabajar desde allí. El arte es la composición de lo que aún no existe, pero de algún modo se prefigura en lo existente. Mientras tanto, hay dos imágenes que se nos vienen cuando pensamos en lo ocurrido: la primera, es una foto viral en internet en la cual una mujer lleva un cartel que dice “I can’t believe I still have to protest this shit” (“No puedo creer que aún tenga que protestar por esta mierda”). La foto de esa mujer que, harta como todas nosotras, aun así, sale a la calle. La segunda imagen: un par de puños golpeando contra las puertas del Cabildo vacío y cerrado (no es metáfora, están las fotos, búsquenlas en las redes). Una comunidad de gente, todo lo efímera o minúscula que la consideren, exigiendo que se abran las puertas de un lugar público de donde se han ido quienes tienen la obligación de estar.


[1] Por ejemplo, el Salón y Premio Ciudad de Córdoba dejó de implementarse durante la misma gestión que impulsó la Feria MAC, quizás en una ecuación que suponía cierta actualización de formatos de participación y fomento de las artes, aunque valdría preguntarse si es necesario suspender una propuesta para comenzar otra.

[2] Desde su creación, durante la intendencia de Ramón Mestre, (y luego de una única edición bajo el nombre Eggo) se llamó Mercado de Arte-MAC y luego con el cambio de gestión, el gobierno de Martín Llaryora le adhirió “Feria de Arte de Córdoba”, algo así como un nombre y un apellido. Luego vendrán los dobles apellidos y así sucesivamente en la larga marcha de dejar las huellas de cada gobierno.

[3] La edición 2022 de la Feria del Libro Córdoba estuvo envuelta en fuertes polémicas, que tampoco acarrearon costo político alguno para la gestión actual. Entre ellas, quejas del sector por el lugar absolutamente secundario dado a escritorxs y editoriales en la grilla, discrecionalidad en los gastos, escamoteo de los mecanismos regulares de contratación, problemas con el Tribunal de Cuentas municipal, uso promocional de la imagen del intendente con fondos públicos.

[4] La Feria Internacional de Artesanías cumple en 2023 su 40ª edición.

[5] Se puede leer en: https://unidadbasicamuseo.org/2022/10/18/la-cultura-del-desprecio/

[6]Hernán Worthalter ” Mercado Desastre”. En: Jennifer. Revista de arte y actualidad. 18 oct 2022. Disponible en: https://www.jennifer.net.ar/single-post/mercado-desastre

[7] Arico, Arico: José Aricó. “Los intelectuales en una ciudad de frontera”. En: José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial. CABA, Clacso, 2020.